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Deep frozen plates of Antarctic krill for use as animal feed and raw material for cooking. Photo: Wikipedia

El descenso de las poblaciones de krill amenaza la fauna silvestre de la Antártida, desde ballenas a pingüinos

La Antártida, uno de los últimos grandes espacios naturales que quedan en el mundo y donde viven animales como ballenas, pingüinos y focas leopardo, se está viendo amenazada por la crítica situación de un animal de tan solo unos centímetros de largo, advierten los científicos.  

Investigadores y activistas medioambientales informan que una combinación de cambio climático y pesca industrial de mayor escala está amenazando la población de krill en aguas antárticas, con consecuencias potencialmente desastrosas para grandes depredadores.

Un estudio, codirigido por George Watters, científico principal de la delegación del gobierno estadounidense de la Convención sobre la conservación de los recursos vivos marinos antárticos (CCAMLR), advierte que la población de pingüinos podría disminuir en casi un tercio para finales de siglo debido a cambios en la biomasa de krill.

“El cambio climático puede provocar importantes descensos en el número de depredadores, en particular de pingüinos,” dice Watters.

Pingüinos de Adelia en la Antártida. Foto: Wikipedia

El informe, publicado en la revista Plos One, advierte que el cambio climático podría reducir el tamaño del krill en hasta un 40 por ciento en algunas áreas del Mar de Scotia de la Antártida, provocando una drástica reducción en el número de depredadores.

Los investigadores también detallan en su estudio que las actuales tasas permitidas de pesca de krill “aumentan el riesgo de esquilmar las poblaciones de algunos depredadores”, aunque tenga “menores repercusiones que el calentamiento del océano.”

“No estoy diciendo que se tenga que dejar de pescar en aguas antárticas”, dice Watters. “Lo que digo es que los responsables en la toma de decisiones en materia de gestión pesquera necesitan saber que se puede seguir afectando a las poblaciones de un depredador por mucho que se gestione de forma eficaz la pesquería de krill.”

El krill es una parte clave de la delicada cadena alimentaria de la Antártida. Se alimenta de algas marinas y es una fuente vital de alimento para ballenas, pingüinos y focas. También es importante para la absorción de gases de efecto invernadero de la atmósfera al consumir alimento rico en carbono cerca de la superficie y excretando ese carbono cuando baja a aguas más profundas y frías.  

El krill ( Euphausia superba) representa un componente crítico en la cadena alimentaria de la Antártida, proporcionando alimento a peces, ballenas, focas, pingüinos, albatros y otras aves marinas, así como invertebrados marinos. Foto: Christian Åslund/Greenpeace

El profesor Alex Rogers, especialista en océanos sostenibles de la Escuela Oxford Martin de la Universidad de Oxford, decía: “El cambio climático está afectando a las poblaciones de krill en el mismo momento en que resurge la pesca de krill, con un número cada vez mayor de pesqueros y cambios en la tecnología que están llevando a capturas cada vez mayores.”

Las poblaciones de krill han disminuido en un 80 por ciento desde la década de los años 70. Se culpa al calentamiento global de parte de este descenso porque el hielo bajo el cual están algas y plancton del que se alimenta el krill se está reduciendo.

Expertos en conservación dicen que los recientes desarrollos en la tecnología pesquera están agravando el problema. El comportamiento gregario del krill, agrupándose en enormes cardúmenes que se extienden a lo largo de kilómetros con miles de individuos concentrados en un solo metro cúbico de agua, hace que los grandes arrastreros puedan “succionar” literalmente toneladas de krill.

Estas flotas pesqueras están abasteciendo una creciente demanda global de productos derivados del krill a los que supuestamente se les atribuye un alivio a un abanico de dolencias, desde ataques al corazón, hipertensión, embolias y depresión.

Un análisis reciente de la industria global de krill pronosticó que ésta iba en camino de crecer un 12 por ciento al año durante los tres próximos años.

En respuesta, se ha lanzado una campaña global para convertir una enorme extensión de los mares que rodean la Antártida en el mayor santuario del mundo, protegiendo la fauna silvestre y prohibiendo cualquier tipo de pesca.

La reserva de 1,8 millones de km cuadrados abarcaría una enorme área del Mar de Weddell y una pequeña parte de la Península Antártica, y es uno de los tres nuevos santuarios propuestos sometidos a consideración por la CCAMLR.

La idea fue presentada originalmente por Alemania y ahora está respaldada por la Unión Europea. Es probable que se tome una decisión en la conferencia de la CCAMLR en octubre.

El mes pasado, Greenpeace lanzó una campaña para apoyar el santuario.

Will McCallum, de Protect the Antarctic Campaign, señala que el informe subraya las “múltiples amenazas” a las que se enfrenta el área, añadiendo que no necesita ninguna otra presión adicional por parte de la pesca de krill.

“Ya sea pescar cerca de los lugares de alimento de los pingüinos alrededor de la Península Antártica y la Antártida oriental como sus planes de expansión en el enorme y prístino Mar de Weddell, la industria pesquera de krill necesita saber que la Antártida no es suya para poder explotarla, sino de todos nosotros para poder protegerla.”

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