El cambio climático puede ser responsable de llevar a las ballenas grises de Alaska a remontar estuarios y ríos, como fue el caso reciente de una ballena gris, que acabó siendo masacrada por los nativos el 28 de julio mientras subía el río Kuskokwim.
La Dra. Carrie Newell, bióloga experta en ballenas, dice que las ballenas grises pasan seis meses alimentándose en aguas de Alaska, buscando alimento en los fondos fangosos del Pacífico Norte, Mar de Bering y Océano Ártico. Sus principales presas son los anfípodos bentónicos (amphipod macrocephela), que obtienen filtrando los sedimentos marinos en aguas costeras adyacentes a la plataforma continental, un rasgo que las distingue del resto de cetáceos con barbas.
“Estos crustáceos miden entre media y una pulgada,” dice Newell. “Las ballenas grises necesitan comer aproximadamente una tonelada al día.”
Las aguas de Alaska se han calentado considerablemente con el cambio climático, algo que puede haber provocado una falta de abundancia de estos crustáceos de aguas frías, forzando a estas curiosas ballenas a adentrarse a nuevos hábitats más al norte y al este del Ártico en busca de nuevas fuentes de alimento. Newell dice que la ballena gris masacrada había remontado 60 millas del río Kuskokwim.
En otras palabras, podría ser que la ballena estuviera hambrienta. Al verla, los nativos la acribillaron con armas de fuego y arpones hasta que se hundió en el fondo del río. El cuerpo sin vida salió a la superficie poco después, desde donde fue arrastrada hasta la orilla y despezada. La caza de ballenas grises está prohibida, incluso por parte de los nativos, y actualmente está abierta una investigación.
Las ballenas grises dependen totalmente de factores climáticos. Los crustáceos de los que se alimenta necesitan agua muy fría para crecer y sobrevivir. Éstos se alimentan de algas que cuelgan del hielo marino o que son transportadas por las corrientes marinas.
Las ballenas grises tienen una de las migraciones más largas de todos los mamíferos. Las hembras necesitan suficiente alimento para llevar a cabo una migración de 12.000 millas, desde las áreas donde se alimenta en verano en Alaska hasta las áreas cálidas de Baja California, en México, para alumbrar a sus crías y alimentarlas.
Cuando el hielo marino se reduce, la cadena alimentaria se ve alterada. Las ballenas se ven obligadas a alimentarse de anfípodos más pequeños que no les proporciona la energía suficiente para completar su enorme migración.
Si no pueden encontrar otra presa de la que alimentarse, su futuro es verdaderamente sombrío.