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El cambio climático está destruyendo las legendarias colonias de aves marinas de las islas Shetland

Miles de frailecillos, araos, alcas comunes y gaviotas tridáctilas se congregan cada primavera en Sumburgh Head, en el extremo sur de las islas Shetland, cubriendo casi cada pulgada cuadrada de roca o hierba. O al menos así solía ser.

Este año Sumburgh Head está prácticamente desierto, con solo un puñado de aves sobrevolando los acantilados.

El silencio es inquietante, resultado de un colapso en la población de aves marinas que ha ido aumentando durante varios años pero que ahora ha alcanzado un catastrófico registro mínimo sin precedentes.

Uno de los lugares de conservación más importantes del país se ha visto despojado de su fauna silvestre, una víctima – según los científicos – del cambio climático, que ha alterado las cadenas alimentarias del Mar del Norte y el Atlántico Norte y dejado a muchas aves marinas sin su fuente de alimento. El resultado ha sido un descenso apocalíptico de la población de charranes, gaviotas y muchas otras aves.

“En el pasado, Sumburgh Head estaba rebosante de aves y el olor del guano impregnaba el aire. El lugar estaba cubierto de colonias de frailecillos, gaviotas tridáctlas, fulmares y araos,” dice Helen Moncrieff, directora de la organización sin ánimo de lucro Royal Society for the Protection of Birds (RSPB) de Escocia en Shetland.

“Había miles y miles de aves y los visitantes tenían garantizado poder ver multitud de frailecillos. Hoy hay que tener paciencia. Además, la población de araos se ha reducido a la mitad. Es absolutamente trágico.”

Esta desoladora descripción está respaldada por unas cifras que revelan los alarmantes descensos de la población de aves marinas en Shetland, la parte más septentrional de las islas Británicas. En el 2000 había más de 33.000 frailecillos en la isla a principios de primavera. Esa cifra descendió a 570 el año pasado y este año no se han visto indicios de recuperación.

De forma parecida, la población de gaviota tridáctila descendió de los 55.000 individuos en 1981 a 5.000 en 2011 y los observadores creen que este número ha descendido todavía más en los últimos años. La falta de financiación para un censo más preciso ha impedido a los ornitólogos concretar la cifra exacta de la devastación que está teniendo lugar.

Según los científicos, las causas de estos devastadores descensos son muchas, aunque la mayoría coincide en que la desaparición de la fuente de alimento es la razón principal.

Las aves marinas dependen en gran medida del lanzón y la pesca ha esquilmado gravemente esta fuente de alimento en aguas del norte. A pesar de una parada en la pesca para permitir la recuperación del preciado pez, otro actor ha entrado en escena, el calentamiento global, provocado por el aumento de las emisiones de dióxido de carbono procedente de fábricas, automóviles y centrales eléctricas que queman combustibles fósiles. Las temperaturas en el mar del Norte y el Atlántico Norte han aumentado de forma importante como resultado.

“Este calentamiento parece que está afectando a la disponibilidad de plancton en un momento crucial cuando el lazón produce sus larvas,” dice Dunn. “Hay menos plancton y las larvas crecen menos y sobreviven menos.”

No toda el área costera del Reino Unido está afectada en el mismo grado, tal como ha destacado un proyecto reciente de la organización. Grupos de frailecillos – una de las aves marinas más gravemente afectadas por esta crisis actual – fueron marcados en dos lugares distintos: en las islas Shetland y las islas Shiant, en las Hébridas interiores, donde los números han permanecido relativamente estables en los últimos años. En las islas Shiant se halló que las aves habían tenido que realizar varios viajes cortos de unos pocos kilómetros antes de poder regresar con pescado para sus pollos.

Sin embargo, en las Shetland la situación era crudamente distinta. Uno de sus frailecillos tuvo que volar más de 400 km para encontrar alimento.

“Eso es más de 10 veces lo que pensábamos que estaban volando,” dice Dunn. “Travesías como esas hacen que las aves tengan que consumir cantidades enormes de energía y queden muy debilitadas. Y no solo es eso, traen pescado que es menos nutritivo que aquel que traerían en tiempos de bonanza cuando las islas Shetland estaban llenas de frailecillos.”

Además de la falta de lanzón que afecta a las áreas costeras de Escocia, se suma el problema del plástico que se acumula en las playas y que es ingerido por las aves, siendo los fulmares los más afectados.

“Creemos que hay plástico en los estómagos de cada fulmar de las Shetland,” dice. “Sería el equivalente a tener una fiambrera llena de plástico en tu estómago. No quedaría espacio para tu alimento natural.”

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