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Credits: John Hilliard/Flickr

El Atlántico Norte es cada vez menos salado

La salinidad del Atlántico Norte descendió de forma drástica durante la última década, según un nuevo estudio que ha usado datos proporcionados por una red de sensores flotantes para obtener una imagen más detallada de las condiciones cambiantes en la región. 

Sin embargo, los investigadores dicen que todavía es demasiado pronto para concluir si este descenso se debe a un flujo de agua dulce procedente del agua de deshielo en tierra o mar o si es parte de un ciclo natural. Un equipo de investigación del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad Columbia y la Universidad Johns Hopkins han publicado sus resultados en la revista Journal of Climate.

Entre 2004 y 2015, la salinidad del Atlántico Norte subpolar, una región que incluye el mar de Labrador localizado entre la península canadiense de Labrador y Groenlandia, descendió en hasta medio gramo de sal por kg de agua marina – el equivalente a diluir el área con 5.000 kilómetros cúbicos de agua dulce – dice el autor principal del estudio, Jan-Erik Tesdal.

Aunque son muchas las fuerzas que hacen que la salinidad aumente o disminuya, los investigadores atribuyen como causa inmediata del descenso a cambios en la circulación oceánica. Al parecer, un enorme sistema de corrientes circulatorias que suministran agua dulce a la región se están moviendo más deprisa, propulsadas por fuertes vientos relacionados con el patrón climático de la oscilación del Atlántico Norte (NAO).

Para poner en contexto estos cambios. La salinidad disminuyó el doble a principios de los años 70, el equivalente a unos 10.000 kilómetros cuadrados de agua dulce inundando el Atlántico Norte, lo que sugiere que está interviniendo un ciclo natural. El descenso, sin embargo, se produce cuando los glaciares de Groenlandia están cayendo al mar a un ritmo más rápido y el hielo marino de verano alcanza registros mínimos.

“Mi sospecha es que pronto podríamos ver un aumento en la salida de agua dulce del Ártico, que finalmente llegaría al Atlántico Norte subpolar, causando una mayor disminución de la salinidad,” dice Tesdal.

“Si es el cambio climático el que está provocando esta tendencia de dulcificación, entonces se verá más claro en los próximos 10 años,” dice el coautor Thomas Haine, oceanógrafo de la Universidad Johns Hopkins. “Ahora mismo es ambiguo debido a la variabilidad natural.”

Los oceanógrafos están muy interesados en el Atlántico Norte por su papel en la regulación del clima de la Tierra y la circulación de nutrientes que alimenta la vida marina, desde el plancton a grandes peces depredadores. Sus aguas densas y saladas absorben dióxido de carbono del aire y lo envían a las aguas profundas. En el proceso, los nutrientes se mezclan con la columna de agua, sustentando la vida marina. Si disminuyera demasiado su salinidad, se detendría esta mezcla, reduciendo la absorción de dióxido de carbono y el ciclo de nutrientes del Atlántico Norte, que a su vez influiría en el clima y en la red trófica.

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