En la fotografía, tomada en la helada costa de Svalbard, Noruega, puede verse a un oso polar con una red en el cuello a modo de “soga”, otro crudo recordatorio de cómo los desechos plásticos están estrangulando la fauna silvestre del planeta, tanto metafórica como literalmente.
Svein Wik, un fotógrafo de 55 años, hizo la fotografía mientras conducía una exhibición fotográfica el pasado agosto. Wik dice que el oso parecía relativamente tranquilo a pesar de la precaria situación en la isla de Spitsbergen.
Un paso en falso hubiera apretado el lazo, estrangulando al oso.
El fotógrafo decidió alertar a las autoridades locales que acabaron localizando al oso y retirando la soga dos semanas después.
Wik también sacó la foto de un oso polar hambriento husmeando unas cajas de pesca que habían llegado arrastradas hasta la playa.
“Es muy deprimente ver a estas maravillosas criaturas coexistiendo con la basura.
“Informé del oso a las autoridades y dos semanas después lo pudieron localizar desde un helicóptero, le dispararon un tranquilizante y le sacaron la red,” explica.
“Plásticos como éste están afectando a todo el mundo, no solo a los animales. Los microplásticos están entrando en la cadena alimentaria y siendo ingeridos por los humanos. Es algo que debería alarmar a cualquiera,” continúa.
“En mi opinión, es un problema tan grave como el cambio climático, aunque menos visible.”
“Llevo dedicado a la fotografía desde hace 25 años y desde el comienzo pude ver los estragos medioambientales provocados por los humanos,” dice.
“Luego empecé a experimentar con la fauna silvestre y la naturaleza de una forma distinta y más cercana, con visitas guiadas a las islas Svalbard,” explica. “Esa es la idea de estas visitas, que la gente experimente con la naturaleza de cerca y aprenda algo sobre ella así como de los problemas medioambientales a los que se enfrenta.”
“Los osos polares no sólo tienen que lidiar con el deshielo de su hábitat sino que además están consumiendo plástico y quedando enredados en desechos plásticos.
“El contraste entre lo que debería ser y la triste realidad es enorme,” concluye.