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Desastre para la vida marina tras la colisión del buque cisterna Sanchi contra un granelero chino en el mar de China Oriental

El buque cisterna Sanchi, registrado en Panamá y cargado con 136.900 toneladas de condensado, chocó el sábado por la noche contra el granelero chino CF Crystal frente a las aguas del mar de la China Oriental.

Ya ha sido hallado el cuerpo de uno de 32 tripulantes. La víctima se encuentra entre los 30 iranís y dos bangladeshíes perdidos después de que el buque cisterna chocara con el carguero a 160 millas frente a la costa de Shanghai.

Las llamas y los gases tóxicos están dificultando las labores de rescate.

Entretanto, los expertos intentan controlar el incendio que se ha desatado y contener el derrame de crudo en medio de la preocupación de que el buque cisterna pueda explotar y hundirse.

El Sanchi había estado viajando de Irán a Corea del Sur, transportando 136.900 toneladas (casi un millón de barriles) de condensado, un crudo ultraligero que en caso de derrame puede resultar más peligroso para el medio ambiente que el crudo común. Además, tiene muy baja densidad, es muy tóxico y es más explosivo que el crudo normal.

Hay preocupación de que la vida marina corra peligro debido al derrame de crudo, que podría ser el peor registrado desde 1991.

Esta mañana el gobierno chino daba un nuevo comunicado explicando que “el Sanchi sigue flotando y ardiendo. Por el momento la mancha de petróleo sigue expandiéndose a pesar de estar tomándose todas las medidas pertinentes para tratar de contener la contaminación.”

Simon Boxall, del Centro Nacional de Oceanografía de la Universidad de Southampton dice que el condensado no es como el crudo, que se descompone bajo la acción natural microbiana, sino que en realidad mata los microbios que lo descompondrían. Tampoco puede recogerse de la superficie como el crudo pesado.

Si se derramara toda la carga del Sanchi, sería el mayor derrame de un barco en décadas.

El último mayor desastre provocado por un buque cisterna fue el del Prestige, frente a la costa de España en noviembre de 2002, con el derrame de 77.000 toneladas de fuelóleo pesado y que causó la peor catástrofe medioambiental de Europa. Unas 63.000 toneladas de su carga fueron a parar al Atlántico, donde murieron entre 250.000 y 300.000 aves marinas.

“Es muy posible que aniquile toda la vida marina alrededor de una amplia área,” decía Wei Xianghua, experto ambientalista de la Universidad Tsinghua de Pekín.

En el mejor de los casos, el área tardaría mucho tiempo en recuperarse, añade.

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