Una de las cuatro crías de ballena franca del Atlántico Norte vistas hasta la fecha este invierno frente a la costa sudeste de los Estados Unidos está luchando por su vida. Sufre una profunda herida a ambos lados de la cabeza provocada por la hélice de un barco.
La cría fue fotografiada por un equipo aéreo a unas 8 millas frente a la costa del estado de Georgia mientras nadaba con su madre llamada “Derecha” (#2360) el 8 de enero. La desgarradora herida no fue observada hasta más tarde, cuando los expertos pudieron ver las fotografías a tamaño completo.
Probablemente los dos profundos cortes en forma de “s”, uno de ellos cerca de la boca que podría impedir su alimentación normal, han sido provocados por la hélice de un barco. Y lamentablemente los científicos tienen complicado poder intervenir para tratarla. “Es sumamente improbable poder curar al animal,” dice Barb Zoodsma, del Servicio Nacional de Pesca Marina.
En plan actual es localizar a la pareja, obtener imágenes de la cría para evaluar de nuevo las heridas, condición física y comportamiento y intentar administrarle antibióticos. Esta es la cuarta cría que ha alumbrado Derecha.
La ballena franca del Atlántico Norte (Eubaleana glacialis) está clasificada como especie en peligro de extinción en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Siglos de caza comercial llevaron a la especie a la casi extinción, pero tras un alto en la caza su población fue aumentando a un ritmo anual de un 2,8 por ciento entre 1990 y 2010, cuando alcanzó los 480 individuos.
Desde 2010, sin embargo, la población ha estado descendiendo de nuevo debido a la actividad humana, especialmente colisiones con barcos y enredos en las artes de pesca. Se cree que la tasa de nacimientos también está descendiendo, que significa que el número de muertes ha superado al de nacimientos en los últimos años. Se estima que actualmente quedan unos 400 invididuos.
Cada invierno, la ballena franca del Atlántico Norte migra desde sus lugares de alimento en el mar de Labrador, frente a la coste este de Canadá, a sus lugares de cría en las aguas relativamente cálidas frente a las costas de Georgia y Florida, una travesía con un intenso tráfico marítmo.
Desde 2017, han muerto al menos 17 ballenas francas por culpa de accidentes trágicos que podrían haberse evitado – el equivalente a casi el 4 por ciento de toda la población.
A mediados de enero, durante la temporada de cría 2018-19, fueron observadas tres crías frente a la costa de Florida. Finalmente se registraron 7 nacimientos pero se registraron al menos 10 muertes.