El gobierno de Canadá ha ordenado a determinados barcos a que disminuyan la velocidad debido a la muerte de al menos 10 ballenas francas del Atlántico Norte en el golfo de San Lorenzo durante los dos últimos meses.
El número de muertes ha convertido el 2017 en el año más mortifero para este mamífero marino amenazado de extinción desde que los científicos empezaron a hacer seguimientos del número de ballenas en la década de 1980.
Los ministros de Transporte y Pesca han emitido una orden temporal para barcos de 20 metros o más grandes para que aminoren la velocidad a 10 nudos en la parte occidental del golfo, que se extiende desde Quebec hasta el norte de la Isla del Príncipe Eduardo.
Durante los últimos tres y cuatro años se ha producido un aumento en el área del número de ballenas francas, dice Tonya Wimmer, directora de la Marine Animal Response Society.
La actividad humana ha causado al menos varias de las muertes. Tres ballenas francas murieron debido al fuerte trauma tras colisionar con un enorme barco y otra fue hallada muerta enredada en unas redes de pesca.
Wimmer dice que reducir la velocidad de los barcos puede mejorar la posibilidad de supervivencia de las ballenas. Estos mamíferos pueden llegar a pesar hasta 96.000 kg (105,8 toneladas).
La orden la harán cumplir inspectores de Transporte y la Guardia Costera canadiense. Se ha hecho efectiva inmediatamente y se suspenderá una vez las ballenas hayan migrado del área, normalmente en el invierno del hemisferio norte. Los barcos que infrinjan la orden se enfrentan a multas de 19.706,76 dólares
Solo quedan entre 300 y 500 ballenas francas del Atlántico Norte en el mundo y, a pesar de los esfuerzos de conservación desde 1930, no hay evidencias de crecimiento de la poblacioń, según la World Wide Fund for Nature.