Los océanos del mundo se están calentando a la misma velocidad que si estallaran en ellos cinco bombas atómicas como la de Hiroshima cada segundo. Un nuevo estudio publicado el lunes ha revelado que 2019 ha sido otro año de calentamiento sin precedentes de los océanos, con temperaturas del mar nunca antes registradas.
Un equipo internacional formado por 14 científicos examinó datos de las temperaturas entre la superficie del océano y los 2000 metros de profundidad de la década de 1950. El estudio, publicado en la revista Advances in Atmospheric Sciences, también ha revelado que los océanos se están calentando a una velocidad cada vez más mayor.
Aunque la última década ha sido la más cálida registrada en todo el mundo, los cinco años más calurosos registrados nunca han sido justamente los cinco últimos.
“La tendencia ascendente es implacable y podemos decir con seguridad que gran parte de este calentamiento se debe al cambio climático provocado por la humanidad,” dice Kevin Trenberth, reconocido científico de la Sección de Análisis del Clima del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR).
El estudio revela que aunque los océanos se calentaron de forma constante entre 1955 y 1986, este calentamiento se ha acelerado rápidamente en las últimas décadas. Según Lijing Cheng, autor principal del estudio y profesor asociado del Centro Internacional de Ciencias del Clima y Medio Ambiente de la Academia China de las Ciencias (CAS), entre 1987 y 2019 se registró un calentamiento de los océanos de 0,075ºC por encima de la media registrada entre 1981 y 2010.
“A parte de las emisiones de calor de origen antropogenico, no hay alternativas razonables que expliquen este calentamiento,” dice. Añade que para alcanzar esta temperatura, los océanos habrían aborbido 228.000.000.000.000.000.000.000 (o 228.000 trillones) julios de calor.
“La bomba atómica de Hiroshima explotó con una energía aproximada de 63.000.000.000.000 julios,” dice. “La cantidad de calor que hemos emitido y que los océanos han absorbido en los últimos 25 años equivale a 3.600 millones de explosiones como las provocadas por la bomba atómica de Hiroshima, el equivalente a lanzar cada segundo entre 4 y 5 bombas atómicas durante los últimos 25 años. Pero dado que el calentamiento se está acelerando, la velocidad a la cual estamos lanzando estas bombas imaginarias es cada vez mayor.”
Los océanos son un buen indicador de los verdaderos efectos del cambio climático. Con una cobertura del planeta de casi tres cuartos de su superficie, los océanos absorben una enorme cantidad del calor. Según el estudio, los océanos han absorbido más del 90 por ciento del exceso de calor del planeta desde 1970, mientras que menos del 4 por ciento ha sido absorbido por la atmósfera y el suelo.
Pero que vivamos en la zona terrestre del planeta no significa ser inmune a sus efectos. El calentamiento del océano tiene profundos efectos en todo el planeta. “Si queremos comprender el calentamiento global, tenemos que medir el calentamiento de los océanos,” dice John Abraham, uno de los autores del estudio.
Por ejemplo, el huracán Harvey, que se cobró la vida de 68 personas en 2017, y el huracán Florence, cuyas lluvias torrenciales inundaron gran parte de la costa este de los Estados Unidos, se vieron influenciadas por las temperaturas anormalmente altas.
Aunque los científicos dicen que el cambio climático antropogénico no es el único culpable de las tormentas tropicales, estudios han demostrado que temperaturas más altas pueden hacer que estas tormentas sean más dañinas y húmedas.
También significa que los océanos tienen cada vez menos oxígeno y son cada vez más áciddos, con importantes efectos en los nutrientes de los que se alimenta la fauna silvestre marina. Por ejemplo, cuando una ola de calor azotó las aguas de Australia Occidental en 2011, los científicos advirtieron una disminución en el número de alumbramientos de delfines y un descenso en su tasa de superviviencia.
El calentamiento también está alterando las corrientes y los sistemas climáticos a una velocidad que la fauna silvestre marina no puede seguir.
“Es crítico comprender la velocidad a la que están cambiando las cosas,” añade.
Los científicos dicen que aunque el daño causado en los océanos es en muchos sentidos irreversible, todavía se alberga esperanza.
“Este siglo veremos aumentos constantes del contenido de calor en el océano aún si lograrmos mantener la temperatura media del océano por debajo de los 2ºC (el objetivo del Acuerdo de París),” dice Cheng, pero añade que la velocidad de calentamiento depende totalmente de las acciones que emprendamos para combatir el cambio climático.
“Si logramos reducir las emisiones, podemos reducir el nivel de calentamiento y luego reducir los riesgos y pérdidas asociados,” dice.
“Si los líderes mundiales cambiaran el curso, podría tener lugar una revolución en unos 15 años. Para ello, lideres mundiales como China y Estados Unidos, en particular, junto con Europa, tienen que asumir un fuerte liderazgo y sentar las bases para el resto del mundo”, concluye.