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Activistas por los derechos de los animales proponen refugios marinos para los delfines y ballenas cautivos

Kina, una falsa orca de 40 años que durante años fue usada en programas de investigación de ecolocalización en Hawaii, ha reavivado el debate sobre el cautiverio de mamíferos marinos.

La mayoría de cetáceos cautivos en el mundo – delfines, ballenas y marsopas – han nacido en parques marinos mediante programas de reproducción, aunque algunos se siguen cazando de su estado silvestre. Dado el coste que supone usarlos solo para fines de investigación, estos animales suelen acabar en parques marinos, como es el caso de Kina, que después de tres décadas como sujeto de investigación en una instalación de Hawaii, ahora será enviada al parque marino Sea Life de Oahu como atracción turística.

Activistas por los derechos de los animales piden la creación de refugios en el mar donde los mamíferos marinos puedan ser retirados y vivir una vida más cerca de la naturaleza. Dos grupos ya están trabajando para crear estos santuarios, aunque hay expertos que cuestionan si podrán financiarse.

¿Cómo acaban los mamíferos marinos en cautividad?

Hace años, muchos se capturaban de su estado salvaje, separándolos de sus familias y encerrándolos en parques marinos.

En Japón, los pescadores suelen acorralar a manadas enteras de delfines, seleccionando a unos cuantos para venderlos a parques marinos y matando al resto. Esta caza ha sido ampliamente criticada y la mayoría de parques marinos ya no obtienen sus animales de estas batidas.

Se cree que Kina es el último mamífero marino en Estados Unidos todavía vivo que procede de estas batidas en Japón. Actualmente, la mayoría de mamíferos marinos nacen de programas de cría.

Parques y acuarios marinos se han ido intercambiando mamíferos para asegurar la diversidad genética, pero actualmente basta con enviar el esperma de sus animales.

Laboratorios de investigación

La mayoría de laboratorios que tienen mamíferos marinos solo con fines científicos han acabado cerrando debido a los elevados costes que suponen, dice Paul Nachtigall, fundador del Programa de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad de Hawaii.

El corral marino donde vivió Kina en la Universidad de Hawaii era uno de ellos. Costaba casi un millón de dólares al año mantener tres animales en el laboratorio.

Los científicos coinciden en que la mayoría de cetáceos no sobrevivirían si fueran liberados.

Keiko, la orca que protagonizó la película “Liberad a Willy” en 1993, es un ejemplo de la dificultad que supone la liberación de animales cautivos. En la película, un niño ayuda a liberar a una orca. Tras el rodaje, Keiko fue rescatado tras la protesta pública por las condiciones del parque marino en México en el que estaba. Finalmente la orca fue liberada a su estado silvestre, aunque murió poco después.

¿Qué es un santuario marino?

Los activistas por los derechos de los animales proponen la creación de refugios costeros delimitados por redes en los que poder retirar a los animales usados en espectáculos y en programas de investigación.

Estos santuarios serían mucho más grandes y profundos que la piscina de un parque marino, aunque los animales seguirían necesitando atención constante. Los partidarios de dicha propuesta dicen que los refugios emplearían personal especializado parecido al que hay en los parques marinos.

¿Hay alguien trabajando en el proyecto?

El grupo llamado The Whale Sanctuary Project está recaudando dinero y espera abrir un santuario marino en los próximos años.

Los organizadores del proyecto destacaron 100 posibles lugares para la creación de estos santuarios, número que ha sido reducido a 20 en lugares de la Columbia Británica, Nueva Escocia y Washington. El próximo año empezarán con los permisos para dos o tres lugares, dice su presidenta la Dra. Lori Marino.

El refugio publicará datos provenientes de las observaciones de las ballenas y los delfines pero no permitirá la investigación invasiva, dice.

Entretanto, el Acuario Nacional de Baltimore anunció el año pasado que en 2020 retirará a sus delfines a un refugio pionero.

“Que sepamos, no hay ningún otro en ninguna parte,” decía el director general John Racanelli. “Somos los primeros y sabemos que no es la opción más fácil ni más barata.”

¿Funcionarán?

Nachtigall dice que los santuarios son una gran idea, pero le preocupa que acaben teniendo los mismos problemas económicos por los que pasó su programa de investigación.

Los animales necesitan alimento de calidad, cuidado veterinario y estímulos, algo que requiere mucho personal e infraestructura cara.

Marino cree que un cambio de mentalidad – y financiación – podría ser la respuesta. Dice que su proyecto ha recaudado en torno al millón de dólares de los 20 que necesita para ponerse en práctica. La financiación continuada de unos 2 millones al año procederían de donantes y programas educativos.

Si los parques marinos colaboraran con los creadores de los santuarios, dice, más delfines y ballenas podrían nadar en el mar. “Creo que hay gente que quiere que sea así.”

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