Esta mañana, una desprevenida familia de delfines de Risso (Grampus griseus) que pasaba por las costas de Taiji conoció el infierno en la tierra en este pueblo maldito.
Según informan los Cove Monitors, los voluntarios de la organización Dolphin Project, los barcos tardaron menos de hora en avistarlos. Pero esta manada no les podría las cosas fáciles a estos despiadados pescadores, realizando intentos por escapar y alejarse en múltiples ocasiones.
Sin embargo, los pescadores fueron implacables persiguiendo a la manada sin tregua. Finalmente, la esperanza de la manada se fue esfumando cuando la red cayó tras sus espaldas una vez dentro en la cala.
Los Cove Monitors vieron como entre la manada había varios delfines jóvenes con su característico color más oscuro.
La manada trató de mantenerse unida, nadando en círculos y luego golpeando el agua fuertemente con las colas cuando las embarcaciones dentro de la cala aceleraron sus motores para empujarlos bajo las lonas.
Finalmente, uno a uno, los delfines fueron sucumbiendo al cruel método de matanza que usan los pescadores y que consiste en sentarse a horcajadas encima para retenerlos y clavarles una vara de metal justo por detrás del espiráculo, un proceso que los mata o los deja moribundos, dejándolos paralizados pero todavía muy conscientes de lo que sigue pasando a su alrededor.
Hoy han sido asesinados 12 delfines que ya nunca nadie volverá a ver en nuestros océanos.
Esto es Taiji, desde septiembre a marzo: cazar delfines para escoger de entre el grupo de delfines aquellos ejemplares que la industria pagará mejor por determinadas cualidades físicas, cazar delfines para evitar la competencia por el pescado, matar delfines y hacer pasar su carne por carne de ballena, mucho más cara en el mercado a pesar de su bajo consumo en Japón.
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