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Los cruceros de la línea Carnival Cruise contaminan más que todos los coches de Europa juntos

Los cruceros operados por la compañía Carnival Cruise Lines, propiedad de Carnival Corporation & plc, opera siete de las 20 líneas de cruceros más contaminantes del mundo. 

Según datos publicados por un estudio, en 2017 las emisiones de sus barcos cruceros fueron casi 10 veces más elevadas que las emitidas por los más de 260 millones de coches en Europa.

La empresa cuenta con mayor flota del grupo, con 23 buques actualmente en funcionamiento.

La organización europea Transport & Environment llevó a cabo un estudio sobre 203 barcos cruceros en funcionamiento en Europa en 2017 y halló que de las 20 líneas de cruceros que más contaminan, siete están operadas por Carnival. En total, las líneas de cruceros emitieron más de 60 kilotoneladas de dióxido de azufre, causante de la lluvia ácida y del cáncer pulmonar.

El informe llega pocos días después de que Carnival aceptara el pago de una multa de 20 millones de dólares así como la realización de auditorias tras descubrirse que ha seguido vertiendo al mar aguas residuales y plástico, escapes de gases, aguas grises y falsificando registros de incidentes.

En 2016, la compañía se declaró culpable del vertido de desechos oleosos de su línea de cruceros Princess y encubrimiento por parte de sus embarcaciones de Princess Cruise Lines. Carnival pagó una multa de 40 millones de dólares y se le impuso un período condicional de cinco años, el cual abarcó sus nueve marcas de cruceros, las cuales comprenden más de 100 embarcaciones.

En los documentos, Princess “reconoce haber incurrido en las violaciones” delineadas previamente este año por los fiscales. Entre las irregularidades se incluye la descarga de “aguas grises” en lugares prohibidos el Parque Nacional Glacier Bay y el desecho consciente de residuos plásticos junto con desperdicios orgánicos en las Bahamas, lo que representa una seria amenaza a la vida marina.

Faig Abbasov, responsable de políticas marítims de Transport & Environment, dice que los cruceros son “un segmento al que se enfrenta la gente y que su imagen y reputación con la gente debería importarles. Sin embargo, los propios pasajeros desconocen la enorme cantidad de contaminación del aire a la que ven expuestos cuando creen que se alejan de la ciudad.”

Las emisiones de dióxido de azufre de los coches fueron de 3,2 millones de kilotoneladas frente a los 62 millones de kilotoneladas emitidas por los cruceros, la mitad de las cuales emitidas por Carnival.

En los últimos años, la industria naviera ha sido sometida a un intenso escrutinio debido a su registro ambiental, anticipándose a las nuevas regulaciones que entrarán en vigor en 2020 y que limitarán la cantidad de dióxido de azufre emitido.

Pero Abbasov dice que aun después de imponerse los nuevos estándares, las emisiones de los barcos cruceros seguirán siendo considerablemente más altas.

Todo el litoral de los Estados Unidos está amparado por un área de control de emisiones de azufre, mientras que en Europa solo los mares Báltico y Norte tienen este estado de protección. Los Estados Unidos también tienen regulaciones más estrictas con respecto a la emisión de óxido nitroso.

El estudio midió también el impacto de estos barcos cuando están en puerto.

El estudio halló que Barcelona, Palma de Mallorca y Venecia son las ciudades más afectadas por las emisiones de dióxido de azufre, añadiendo que países en la cuenca mediterránea tienen los niveles más elevados de dióxido de azufre emitido por los cruceros, ya sea por ser de ejes turísticos o por no ser una área protegida.

Abbasov dice que la regulación europea de la industria está demasiado fragmentada y que las normativas internacionales solo se aplican a los barcos nuevos.

Parte del problema en los puertos es que el combustible marítimo está libre de impuestos, mientras que el consumo de energía eléctrica Directiva sobre los impuestos energéticos de 2003 de la Unión Europea, haciendo que para los barcos cruceros resulte más barato usar la electricidad necesaria para sus restaurantes y espectáculos a bordo a bordo quemando combustible en puerto.

Pocos puertos o barcos europeos han invertido en infraestructura eléctrica en puerto.

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