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Los científicos descubren que algunos peces pueden reconocerse en un espejo

A menudo se dice que los peces tienen una memoria de tres segundos, subestimando con ello su capacidad cognitiva. Ahora, un grupo de científicos ha hallado que algunos peces pueden reconocerse en un espejo. Sus resultados sugieren que el lábrido limpiador (Labroides dimidiatus) tendría que unirse al grupo de otras especies que han pasado la llamada prueba del espejo, que lleva décadas usándose como referencia de la inteligencia animal y medida de consciencia de sí mismo.

La superación de esta prueba se considera ampliamente como un indicador de autoconciencia y hasta ahora los únicos animales que han pasado este umbral son los grandes simios, los delfines mulares, las orcas, la urraca común y un elefante asiático. La capacidad de reconocerse en un espejo se considera un sello de cognición en todas las especies. Para probarlo en los peces, los investigadores colocaron una marca coloreada a un lábrido limpiador en un lugar que solo podía verse en el reflejo de un espejo. Para superar la prueba se requiere que el animal toque o investigue la marca, demostrando que se percibe en la imagen reflejada.

Los investigadores observaron que el pez intentaba desprenderse de las marcas frotando su cuerpo sobre estructuras duras después de verse en el espejo. Por el contrario, comprobaron que nunca lo intentaba si no estaba presente el espejo, lo que sugiere que respondía a la señal visible de ver la marca en sí mismo en el espejo.

“El abanico de habilidades cognitivas de estos peces es fascinante”, dice Alex Jordan, biólogo evolutivo en el Instituto Max Planck de Ornitología de Alemania y autor senior del estudio.

Jordan y sus colegas piden una revisión de la tradicional jerarquía de la inteligencia animal y sostienen que, a pesar de su reputación de “simplones”, los peces son excepcionalmente buenos en determinadas funciones.

“Los comportamientos que observamos dejan poco margen de duda de que este pez cumple todos los criterios cognitivos de la prueba del espejo. Lo que no queda tan claro es si estos comportamiento deberían considerarse como prueba de que los peces tienen autocociencia, aunque en el pasado estos mismos comportamientos han sido interpretados como de autoconnciencia en muchos otros animales,” dice Jordan.

Jordan reconoce la naturaleza polémica del estudio: “En función de lo crea uno, se puede rechazar la interpretación de que estos comportamientos en un pez cumplen con la prueba, pero ¿sobre qué base objetiva se puede hacer cuando los comportamientos que muestran son tan funcionalmente parecidos a aquellos en otras especies que han pasado la prueba?

La posibilidad ha no sido aceptada de forma unánime, y el artículo provocó tal polémica que los autores tardaron cinco años en publicarlo.

“Algunas áreas de la comunidad científica parecen bastante firmes en no incluir a los peces en el panteón de seres inteligentes porque entonces los animales en esta lista pierden su lugar especial en el mundo,” dice Jordan.

“El estudio no es que demuestre que los peces son igual de inteligentes que los chimpancés,” dice. “Lo que estudio quiere decir es que los peces pueden realizar una tarea de manera muy similar a como lo haría un chimpancé. Pueden comprender lo que hace un espejo y usarlo para ver su propio cuerpo.”

Añade que esto no implica necesariamente que los peces tengan autoconciencia, pero los resultados cuestionan la idea de que la inteligencia animal representa un continuo, con los chimpancés en lo más alto y los peces, insectos y reptiles en lo más bajo.

Jordan dice que algunas de las críticas son consecuencia de los prejuicios que tiene la gente.

“Cuando es un elefante el que pasa el test, todo el mundo está de acuerdo en que es fantástico”, dice Jordan. “Pero cuando se trata de un pez, entonces todo es “bueno… necesitas un control cospecífico y un control para la empatía y un control para esto y para aquello… Los peces no hacen estas cosas.”

Los autores dicen que los resultados plantean muchos interrogantes sobre el bienestar de los peces. “No debemos perder nuestra empatía hacia otros animales por el hecho de que tienen un aspecto distinto al nuestro y dejar que eso influya en nuestra opinión sobre lo que experimentan,” dice.

“De lo contrario, ignoraremos y olvidaremos convenientemente que los peces y otros animales son seres sensibles y que, por ejemplo, nuestras operaciones pesqueras provocan su muerte agonizante en las cubiertas de los barcos.

Los resultados han sido publicados en la revista PLOS Biology.

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