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La WTO se está quedando sin tiempo para tomar medidas contra las subvenciones al sector pesquero

Reunidos por primer vez en América Latina, la 11ª conferencia de ministros de la Organización Mundial del Comercio (WTO, por sus siglas en inglés) tendrá lugar en Buenos Aires entre los días 10 y 13 de diciembre.

Como de costumbre, reunirá a ministros de comercio, negociadores y miles de empresarios y líderes de sociedades civiles. Un elemento central de las conversaciones de este año será alacanzar un acuerdo internacional para frenar los dañinas subvenciones al sector pesquero – pagos del gobierno o exenciones fiscales que contribuyen a la sobrecapacidad, sobrepesca y pesca ilegal, no declarada y no reglamentada ( INDNR) en todo el mundo.

Los 164 países miembros de la WTO buscarán un acuerdo vinculante para eliminar estos subsidios, un problema que se ha venido debatido durante más de dos décadas. Este año podría ayudar el fuerte y renovado compromiso de todas las partes por lograr un acuerdo que se requiere con urgencia.

“Ha llegado el momento de una resolución. De no ser así, se cuestionará la credibilidad de la WTO con respecto a su compromiso para un desarrollo sostenible. Hay demasiados barcos compitiendo por un stock cada vez más explotado,” decía Remi Parmentier, Director de la consultoría ambiental de The Varda Group.

Los subsidios que se pagan al sector pesquero son aproximadamente de unos 35.000 millones de dólares al año. De éstos, 20.000 millones se reciben en formas que fomentan la capacidad de las grandes flotas pesqueras, tales como los subsidios al combustible y programas de exención fiscal, según Comisión de Pesca del Parlamento Europeo.

En torno al 60 por ciento de las poblaciones de peces evaluadas están totalmente explotadas y un 30 por ciento está ya sobreexplotada, según el informe SOFIA de 2016, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Los expertos afirman, junto con muchos países en vías de desarrollo, que los subsidios falsean considerablemente los mercados de pescado y son un importante factor que contribuye al agotamiento de los recursos.

Sin embargo, países en vías de desarrollo quieren proteger los subsidios, que dicen sustentan los sustentos de vida de los pescadores con bajos ingresos y apenas recursos. 

“Hay muchos barcos que no estarían faenando de ho haber recibido subsidios. Los océanos no pueden seguir el ritmo de la presión a la que se enfrentan, la mayoría de los recursos están plenamente explotados,” decía Guillermo Cañete, coordinador del Programa Marino de Vida Silvestre, una organización argentina no gubernamental. 

Los objetivos del desarrollo sostenible (SDG) establecidos en 2015 por Naciones Unidas acordaron eliminar los subsidios al sector pesquero para 2020 como parte del SGF 14, que tiene por objetivo conservar y usar de manera sostenible los océanos y los recursos marinos.

El papel de la WTO de lograr esto se reitiró en junio de 2017 durante la Conferencia de los Océanos de Naciones Unidas celebrada en Nueva York. El Director General Adjunto de la WTO Alan Wolff decía que eliminar los subsidios al sector pesquero sería la “prioridad en Buenos Aires” aunque se daría un trato preferencial a países con bajos ingresos.

“Los subsidios al sector pesquero han estado sobre la mesa de la WTO desde su última reunión en Nairobi en 2016,” decía Marcelo Elizondo, experto en comercio y director de asesoramiento empresarial DNI.

La Unión Europea, Japón, China, los Estados Unidos y Rusia son los países que gastan la mayoría de sus subvenciones al sector pesquero, según Permentier, que destacaba el papel de Asia como el mayor contribuidor regional de subsidios.

Según un informe de la Comisión Europea, China paga más en subsidios a la pesca que ningún otro país. Entre 2011-2013 gastó un promedio de 5.600 millones de euros al año, con el 90 por ciento de los subsidios destinados a combustible.

El segundo es Estados Unidos, que pagó 1.600 millones de euros en 2013, le sigue Corea del Sur con 1.500 millones de euros en 2014, Japón con 1.200 millones de euros en 2015 y Rusia con 25 millones de euros.

China tiene la mayor flota pesquera de aguas lejanas, con más de 2.900 barcos en 2016. “China es una importante potencia y un actor clave en la WTO. Esperemos que apoye el debate,” decía Permentier.

Anterior a la reunión, los miembros del WTO presentaron siete propuestas sobre la pesca. Aunque las propuestas contenían un consenso sobre la necesidad de eliminar los subsidios, los métodos de implementación y los límites de la reforma propuestos de los países variaban.

China ha presentado una propuesta para prohibir subsidios selectivamente para la pesca ilegal pero se resiste a frenar su enorme flota. Su propuesta busca exenciones en países en vías de desarrollo de todas estas medidas graduales y dejar áreas sujetas a disputas territoriales. Quiere a gobiernos nacionales y organizaciones regionales de pesca, en lugar de expertos, para determinar qué constituye pesca ilegal, no reportada y no regulada.

Noruega, la Unión Europea, países menos desarrollados, varios países de América Latina, Nueva Zelanda, Islandia y Pakistán también han presentdo propuestas. 

La diferencia de posición sostenida por los países se explica en parte por las repercusiones distintas que tendría dicho acuerdo en estos grupos. Acabar con los subsidios al sector pesquero tendría un efecto negativo en los pescadores artesanales o de pequeña escala de países en vía de desarrollo, que son los más vulnerables a la retirada de los pagos y exenciones fiscales del gobierno.

En realidad, las pesquerías de gran escala recibir en torno cuatro veces más subsidios que sus homólogos de pequeña escala, con hasta el 60 por ciento de estos subsidios promoviendo la sobrepesca.

El combustible se lleva la mayor parte de estos subsidios, el 96 por ciento del cual van a parar a pesquerías de gran escala con subsidios para diesel, según un estudio reciente conducido por la Universidad de la Columbia Británica. Dado el elevado coste de la compra y el mantenimiento de los motores a diesel, la mayoría de barcos de pesca de pequeña escala operan con gasolina, que no está tan fuertemente subvencionada.

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