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In this April 12 photo taken by Lisa Sette on Stellwagen Bank off of Massachusetts, a right whale known as “Kleenex” is entangled in fishing gear. Rescuers were working to disentangle the whale, which is a member of one of the rarest species of marine mammal in the world. Photo is copyright Center for Coastal Studies. (Lisa Sette/Center for Coastal Studies via AP)

La misión para retirar un cabo de la mandíbula de una hembra de ballena franca destaca la precaria situación de la especie

La misión para desenredar una ballena franca del Atlántico Norte particularmente importante de un grueso cabo enrollado en su mandíbula ha sido un éxito parcial, todo ello en medio de una creciente incertidumbre por el futuro de la especie.

La hembra en cuestión, conocida como Kleenex, está considerada como una de las hembras de ballena franca del Atlántico Norte más productivas que quedan, habiendo dado a luz a ocho crías. Sin embargo, su estado de salud se ha ido deteriorando desde que fue vista frente a la costa de Delaware en 2014 con un grueso cabo de pesca envolviendo toda su cabeza y mandíbula superior.

Los conservacionistas, conscientes de que la población ha descendido de forma alarmante debido a un incremento abrupto en el número de muertes y una disminución en el número de alumbramientos, intentaron retirar el cabo la semana pasada después de ser vista cerca de la costa de Massachusetts. Un equipo de rescate usó una ballesta para disparar un perno con cuchillas al cabo, pero no se consiguió cortar el cabo en su totalidad.

“Luego la ballena se hizo cada vez más esquiva y las condiciones climáticas empeoraron, por lo que eso es todo lo que pudimos hacer,” dice Bob Lynch, del grupo conservacionista Center for Coastal Studies, que ha formado parte del equipo de rescate.

“Lo ideal sería ponerla encima de una mesa de operaciones pero obviamente es algo que no puedes hacer con una ballena. Hemos deteriorado la calidad del cabo, por lo que esperamos que acabe de romperse con el tiempo. Es complicado saber si será suficiente para ella.”

Kleenex aun puede alimentarse pero ha perdido mucho peso, limitando su capacidad para tener otra cría. Durante la estación de alumbramiento en invierno no se ha visto a ninguna cría frente a la costa sudeste de la costa de Estados Unidos, lugar de alumbramiento de la especie, según ha podido confirmar la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que significa que el destino de esta sola prodigiosa ballena, que se cree tiene unos 50 años, podría ser crucial para el futuro de la especie.

“La especie no puede permitirse perderla,” decía Heather Pettis, científica del Acuario de Nueva Inglaterra.

“Si continúa la tasa de mortalidad actual, perderemos todas las hembras reproductoras en los próximos 23 años, en cuyo momento la especie quedará funcionalmente extinta. Si el cabo finalmente se rompe y Kleenex se libera, podría volver a acumular reservas de grasa y alumbrar a más crías en el futuro.”

La confirmación de ningún nacimiento este invierno es un duro golpe para la especie cuya población se estima en menos de 450 individuos. “Es el peor escenario que podríamos tener porque sigue a una serie de devastadoras mortalidades,” dice Pettis.

Los científicos sospechan que las hembras son incapaces de ganar peso suficiente para quedarse preñadas, provocando el desplome de la natalidad. Los problemas de alimentación podrían, en parte, deberse a un aumento en el número de enredos con tipos de cabo más duraderos con respecto a los usados antes.

La especie también está modificando su rango debido muy probablemente a que el plancton, su base de alimento, se está desplazando debido al cambio climático. Esto ha llevado a la especie a adentrarse en áreas salpicadas por pesqueros y navieras frente a la costa noreste de Estados Unidos y Canadá, provocando enredos y colisiones con barcos. El año pasado el gobierno canadiense introdujo estrictos límites de velocidad para barcos de más de 20 metros de eslora en el golfo de San Lorenzo y evitar más muertes.

La ballena franca del Atlántico Norte ha pasado ya antes por años de baja natalidad, como a finales de la década de 1990 y principios del 2000, pero consiguió recuperarse. La especie fue cazada hasta casi la extinción antes de que los esfuerzos conservacionistas ayudaran a revertir su suerte.

Sin embargo, los científicos advierten que la baja natalidad actual es una importante preocupación dado que se combina con un aumento de muertes, una situación que presenta un importante peligro para la especie.

 

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