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GEOMAR - Centro Helmholtz para la Investigación del Océano Kiel

La acidificación del océano pondrá la supervivencia del bacalao atlántico en la cuerda floja

La acidificación es, junto con el aumento de las temperaturas y la disminución de las concentraciones de oxígeno debido al cambio climático global, una de las mayores amenazas para la vida marina. Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera siguen aumentando y los océanos siguen absorbiendo cantidades crecientes de CO2. La reacción del dióxido de carbono con el agua forma ácido carbónico: el ph del agua se reduce y por tanto el agua se vuelve más ácida.

Para comprender el efecto del cambio global en los peces marinos, es imperativo cuantificar los efectos en parámetros fundamentales tales como la supervivencia y el crecimiento. El estudio ha hallado que la supervivencia de las larvas y el reclutamiento (proceso de incorporación de individuos a una población) del bacalao atlántico (Gadus morhua) se verá fuertemente afectado por los niveles de CO2 de finales de siglo.

Cómo afecta la acidificación del océano a los ecosistemas marinos como conjunto y en qué grado es increíblemente complicado de predecir, pero las pruebas están evidenciando de que algunas especies se están viendo afectadas muy adversamente. Una de estas especies es el bacalao Atlántico.

Un nuevo estudio científico, que acaba de publicarse en la revista científica Global Change Biology por científicos de GEOMAR – Centro Helmholtz para la Investigación del Océano Kiel junto con colaboradores franceses y noruegos, revela que las elevadas concentraciones de dióxido de carbono afectan a las especies, en particular en sus primeras etapas de la vida, como los huevos y las larvas.

El anterior estudio publicado por este mismo equipo científico reveló que la acidificación del océano disminuye la supervivencia de las larvas de bacalao, que significa que menos individuos alcanzan la madurez sexual para poder reproducirse.

“Hasta entonces queríamos creer que al menos las larvas supervivientes podrían lidiar con estas condiciones,” dice la Dra. Martina Stiasny de GEOMAR, autora principal del estudio. “Y que podrían tener generaciones capaces de adaptarse.”

Sin embargo los resultados del nuevo estudio ponen fin a toda esperanza.

El estudio revela que incluso las larvas que logran sobrevivir presentan daños importantes en los órganos y retraso del desarrollo.

“Especialmente preocupante es el desarrollo de las branquias. Apenas están desarrolladas en comparación al tamaño del cuerpo,” explica la Dra. Catriona Clemmesen, autora del estudio y encargada del grupo de ecología larval de GEOMAR.

Las branquias, al igual que los pulmones en los humanos, son un órgano extremadamente importante, que no solo regula la absorción de oxígeno, sino que en los peces también es responsable del ajuste del ph interno.

Es probable que unas branquias poco desarrolladas afecten negativamente a los individuos a lo largo de su desarrollo y en las siguientes etapas de vida.

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