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Halladas microfibras plásticas en organismos que habitan las aguas más profundas del planeta

Un estudio conducido por la Universidad de Newcastle ha descubierto que los plásticos no solo han alcanzado los abismos más profundos de nuestros océanos, sino que los animales que viven en estos ecosistemas los están ingeriendo. 

Para su conclusión, publicada como parte de Sky Ocean Rescue – una campaña para concienciar sobre cómo los plásticos y la contaminación están afectando a nuestros océanos – el equipo tomó muestras de crustáceos que viven en fosas megaprofundas en todo el Océano Pacífico – fosa de las Marianas, Japón, Izu-Bonin, Perú-Chile, Nuevas Hébridas y Kermadec.

Estas fosas tienen profundidades que van desde los 7 a los más de 10 kilómetros, incluido el punto más profundo, Challenger Deep, en la fosa de las Marianas, a unos asombrosos 10.890 metros de profundidad.

Usando instalaciones avanzadas de la Universidad de Newcastle y Shimadzu UK Ltd en Milton Keynes, el equipo examinó 90 animales individuales y halló que la ingestión de plástico oscilaba entre el 50 por ciento en la fosa de las Nuevas Hébridas y el 100 por cien en el fondo de la fosa de las Marianas.

Entre los fragmentos identificados se incluían fibras semisinténticas celulósicas, tales como el rayón, lyocell y ramio – microfibras usadas en productos textiles como el nylon, poliamida y polietileno o polivinilos muy parecidos al alcohol polivinílico y el cloruro de polivinilo – PVA y PVG.

“Este año publicamos un estudio anterior que revelaba los elevados niveles de contaminantes orgánicos en los mares más profundos y mucha gente nos preguntó sobre la presencia de plásticos, así que decidimos investigar,” decía el autor principal el Dr. Jamieson.

 

Usando módulos de aterrizaje submarino desarrollados por Jamieson, la tecnología aterriza en caída libre sobre el suelo marino y lleva a cabo una variedad de labores de monitoreo y muestreo. La tecnología se ha empleado en lugares de todo el mundo y los módulos de más profundidad del equipo se han dejado caer más de 200 veces en las franjas del Pacífico.

Actualmente hay una apreciación consolidada de la contaminación por plásticos en nuestros océanos y los efectos nocivos que tienen en los organismos marinos. Se estima que unos 300 millones de toneladas de plástico están hoy en día esparcidos por los océanos, con más de 5 trillones de trozos de plástico con un peso de unas 250.000 toneladas flotando en la superficie.

Aunque la mayoría de los plásticos se pueden ver flotando en la superficie de los océanos, su degradación y fragmentación – debido al sol, el efecto de las olas,..-  provocan que finalmente estos plásticos, cada vez más pequeños, acaben hundiéndose en hábitats de mar profundo donde las oportunidades para dispersarse son muy limitadas. 

“Los organismos de mar profundo dependen del alimento que cae de la superficie,” explica Jamieson, “y eso significa que junto a este alimento se arrastrarán componentes adversos tales como plásticos y contaminantes.”

“El mar profundo no solo es el último sumidero para cualquier material que cae desde la superficie, sino también el hábitat de organismos muy bien adaptados a un entorno donde el alimento escasea y eso significa que estos animales consumirán cualquier cosa que encuentren.

“Este estudio ha revelado que las microfibras antropogénicas están yendo a parar y acumulándose en un ecosistema habitado por especies que apenas comprendemos, que no podemos observar experimentalmente y de las que no tenemos información de referencia para contaminantes.

“Estas observaciones son el registro más exhaustivo posible de la ocurrencia e ingestión de microplásticos y revela que es sumamente probable que no quede ni un solo ecosistema marino que no se haya visto afectado por la contaminación antropogénica”

“La basura que acaba en los océanos tiene dos opciones: acaba llegando a las costas o acaba hundiéndose en el mar profundo, no hay más opciones,” añade. “Una vez estos plásticos alcanzan el suelo marino profundo simplemente no tienen otro lugar al que poder desplazarse, por lo que se asume que simplemente se van acumulando allí en enormes cantidades.”

“Y el número de áreas muestreadas y los miles de kilómetros de distancia que se necesitaron para el estudio revelan que no se trata de un caso aislado, sino de un problema global.”

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