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Credits: Shaun Brooks

Científicos miden por primera vez la huella humana en la Antártida

Solo la infraestructura construida abarca más de 390.000 metros cuadrados de tierra mientras que la huella visual – áreas donde puede verse actividad humana – alcanza los más de 93.000 kilómetros cuadrados.

Las repercusiones de esta infraestructura en la Antártida han sido una cuestión que lleva décadas planteándose, pero hasta la fecha había sido difícil responder a la pregunta.

Dos tercios de las estaciones de investigación se construyeron antes de la adopción en 1991 del Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, por lo que no requirieron evaluaciones de impacto ambiental o monitorización. Además, debido a la inherente dificultad para acceder al continente y las enormes distancias entre cada estación, no era posible conducir mediciones de campo en una escala continental.

Actualmente, 30 naciones tienen infraestructura en la Antártida, además de la presencia de la industria del turismo.

El autor principal del estudio dice que medir el área afectada por la presencia humana es importante para la conservación del continente y la gestión medioambiental.

“Aunque los 53 países que firmaron el Tratado Antártico acordaron proteger el entorno antártico, hasta ahora solo han habido datos limitados sobre la extensión espacial de la actividad humana en el continente,” dice Shaun Brooks estudiante de doctorado de Instituto de Estudios Marinos y Antárticos (IMAS, por sus siglas en inglés).

Para abordar estos problemas, el equipo tomó un enfoque establecido de medir la huella de una sola estación y luego lo aplicó a los 158 lugares de todo el continente usando imágenes por satélite.

“Nuestra investigación revela que el impacto humano es mayor en tierra, que es justamente la zona más sensible – áreas sin hielo a unos pocos kilómetros de la costa.

“Estas zonas sin hielo sustentan la mayor diversidad de flora y fauna, incluidas especies emblemáticas como el pingüino de Adelia y otras aves marinas, y proporciona las áreas más accesibles para aquellos animales marinos que se reproducen en tierra.

“Hallamos que el 81 por ciento de las construcciones en la Antártida se localizan dentro del 0,44 por ciento de la tierra libre de hielo,”dice.

El estudio prevé que los futuros aumentos en las labores de investigación y el turismo ejercerán más presión en el continente en los próximos años.

“Los datos que hemos recopilado pueden usarse en la toma de decisiones sobre la conservación de la Antártida y la gestión medioambiental, así como monitorizar los futuros impactos y cambios.

“También puede servir para fomentar una mayor coordinación y compartir instalaciones entre naciones y usuarios que acceden a la Antártida para ayudar a limitar la huella humana.

“Hay una tensión cada vez mayor entre la creciente presión para acceder al continente y los compromisos internacionales de proteger el medio ambiente de la Antártida.

“Esperemos que nuestra investigación pueda ayudar a un equilibrio sostenible entre estos imperativos opuestos,” dice.

El estudio ha sido publicado en la revista Nature Sustainability.

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