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Image Credit: Peter Bondo Christensen

Científicos confirman que la zona muerta del golfo de Omán tiene ya un tamaño mayor que Escocia

Los científicos tienen conocimiento de la llamada “zona muerta” del golfo de Omán desde comienzos de la década de 1960. Una nueva investigación ha revelado que esta zona muerta – un área en la que los niveles de oxígeno son muy bajos o nulos y donde la vida marina no puede sobrevivir- es enorme y sigue creciendo, abarcando un área mayor que Escocia. El desastre medioambiental es peor de lo que se esperaba, con nefastas consecuencias para los peces y las plantas marinas, y para los humanos que dependen de los océanos como fuente de alimento y empleo.

Los resultados de la nueva investigación, conducida por la Universidad de Anglia del Este (UEA), en Norfolk, Inglaterra, han confirmado el dramático descenso de los niveles de oxígeno en el golfo de Oman, parte del mar Arábigo.

La zona muerta pudo confirmarse mediante el uso de dos robots submarinos llamados Seagliders, que recogieron datos en áreas que han sido inaccesibles durante 50 años debido a la piratería y las tensiones geopolíticas.

Los robots tienen casi el mismo tamaño que un buzo pero pueden alcanzar profundidades de 1.000 metros y viajar por el océano durante meses, recorriendo miles de kilómetros.

Los científicos desplegaron los robots en el golfo de Oman durante ocho meses, transmitiendo datos por satélite y permitiendo construir una imagen submarina de los niveles de oxígeno y la mecánica oceánica que transporta oxígeno de una área a otra.

Allí donde esperaban algo de oxígeno, los investigadores descubrieron un área mayor que Escocia con casi apenas oxígeno.

La investigación ha sido conducida por el Dr. Bastien Queste, de la Escuela de Ciencias Ambientales de la UEA, en colaboración con la Universidad Sultán Qaboos de Oman, en la costa sureste de la península arábiga.

“Las zonas muertas son áreas privadas de oxígeno. En el océano se las conoce como zonas de oxígeno mínimo o hipóxicas y ocurren de forma natural entre los 200 y 800 metros de profundidad en algunas partes del mundo.

“Son un desastre anunciado, agravadas por el cambio climático, puesto que las aguas más cálidas retienen menos oxígeno, y por la escorrentía de fertilizantes y aguas residuales procedentes de tierra.

“El mar Arábigo contiene la zona muerta más grande y gruesa del mundo. Pero hasta la fecha nadie sabía realmente la gravedad de la situación ya que la piratería y los conflictos en el área han hecho demasiado peligrosa la recopilación de datos,” dice Queste.

“Apenas disponemos de datos desde hace medio siglo debido a la dificultad de enviar barcos a la zona.

“Nuestra investigación revela que la situación es mucho peor de lo que se temía y que el área de la zona muerta es enorme y sigue creciendo. El océano se está asfixiando.

“Por supuesto, todos los peces, plantas marinas y otros animales necesitan oxígeno, por lo que no pueden sobrevivir en estas aguas. Es un problema medioambiental real, con consecuencias graves también para los humanos que dependen de los océanos como fuente de alimento y empleo.

“Otro problema es que, en ausencia de oxígeno, el ciclo químico del nitrógeno – un nutriente clave para el crecimiento de las plantas – cambia radicalmente. En tales condiciones se produce óxido nitroso, un gas de efecto invernadero 300 veces más potente que el dióxido de carbono (C02).

Las simulaciones por ordenador de los niveles de oxígeno revelan una disminución en el transcurso del próximo siglo y un aumento de las  zonas de oxígeno mínimo. Estas simulaciones, sin embargo, tienen problemas para representar rasgos pequeños pero importantes tales como los remolinos que afectan a la forma en que se transporta el oxígeno.

El equipo combinó los datos de los robots con una simulación por ordenador de alta resolución para determinar cómo se distribuye el oxígeno por la parte noroccidental del mar Arábigo durante las distintas estaciones y monzones.

Hallaron que la zona muerta se mueve hacia arriba y hacia abajo entre estaciones, haciendo que los peces queden estrujados en una fina capa cerca de la superficie.

“La gestión de la pesca y los ecosistemas del océano Índico occidental durante las próximas décadas dependerá de una mejor comprensión y estimación de los niveles de oxígeno en áreas clave tales como las del golfo de Omán,” añade.

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